La carta en la tumba


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Y era de aquellos días, de aquellos momentos, de aquellas horas en las que solo se desea estar solo y nada más que solo. Tomar café, gente-palabras-bulla; caminar por las calles, gente-palabras-bulla.
¡Sí! Mi casa

¿Mi casa? Gente-palabras-bulla y el teléfono.

Ansío desesperadamente más soledad, más silencio, menos gente. ¡¿Es que acaso no existe en el mundo un sitio para estar solo, a solas?! Solamente eso.

No es domingo, es un día cualquiera en que el trabajo escasea. Necesito estar solo. Sé a donde ir. El silencio es mágico, no hay gente, todo es tranquilidad y no siento miedo.

Mis pasos me llevaron al lugar de la eterna morada, de donde no se regresa.

El cementerio. Gran espacio con muchas estancias y silenciosos habitantes, cantidad de nombres desconocidos, fechas y cruces abrazando el cielo. La insonora melancolía de marchitas flores decoran ni avanzar hacia donde no quisiera llegar, pero algún día seré parte de todo esto.

¿O acaso ya pertenezco? No lo sé.
La mirada mía no es fija, recorro nichos, ni piso tumbas y no se si soy feliz o triste, no sé que soy. Pero me siento tranquilo. No tengo palabras-no bulla. Parece el sitio ideal hasta que...

Una sepultura delimitada por un surco, un surco hecho con amor; con amor marcado un ilegible nombre en una lápida, una lápida pequeña con un sobre sin nombre al igual que la lápida. Parece una carta... ¿una carta a un muerto?

No camino más, miro la cubierta de papel, nadie me mira, estoy sólo y decido, mis manos la atenazan, rebusco su interior y extraigo su contenido; otro papel de color celeste pálido con letras escritas con tinta azul. En un recorrido rápido buscó la firma. Es un anónimo, pero es para esa persona que ya nunca la leerá. Pero yo si. Igual, no tenía nada que hacer.

El escrito, sin destinatario ni remitente, estaba ahora frente mis ojos y sin remordimientos empecé la lectura...

"Que poco tiempo nos dio el Dios para conocernos y aún así encontramos el espacio para llegar a querernos. Los dos recién llegados con de uno y otro lado, no se huyendo tú y buscando yo. El reloj y tan lejos estas tú como yo."
"En el lugar donde encuentres sé que me miras, a tu amigo, a tu confidente ¿qué se yo? Si de una u otra manera soy tuyo porqué es parte de mi vida."

"Y cómo olvidar el primer y único día cuando me hiciste llorar de impotencia al saber que no podría, otra vez, recibir tu sonrisa y tu alegría que llenó mi mente justo cuando más nos necesitábamos."
"¿Ser enamorados? ¿Ser amantes? Jamás esa idea cruzó por nuestro designio, pues con ser confidentes nos conformamos. De eso fueron testigos una escalera y una cerveza."

"Si yo fuera árbol diría: cuánta falta haces golondrina a mis ramas, no concibo un verano sin tus trinos y no aceptó la vida sin tu vida, pero no soy árbol y tú no eres golondrina. Fuimos fichas de la vida y el destino."

"Otro día, otro año no volverá a ser igual, tú en otra morada y yo en otra casa. Tú en cambio me visitas y yo te busco para gritar preguntando: ¡¿por qué no estás conmigo?! Me haces falta.”

"Entenderse, comprenderse con un extraño en un mundo diferente, eso éramos tú y yo. Vives ahora igual que yo, sin que nadie te escuche y no hay persona que nos agrade. Eso éramos tú y yo. Yo aquí, tú allá, distintos los caminos que tomamos y lo que es seguro que primero llegaré hacia ti a que tú vuelvas a mi lado. Fuimos juguetes del destino, decidimos jugar, mas nos supimos las reglas y perdimos yo más que tú y tu más que yo."
"Entre nosotros nunca hubo un saludo, el adiós no existió. No necesitamos nada de eso porque nunca nos encontramos ni nunca nos despedimos. Simplemente estuvimos juntos..."

... eso era todo ni lloré ni reí, guardé nuevamente en el sobre su contenido, seguía sin que nadie me vea, robando un secreto. Me sentía solo, el silencio me fastidiada. ¡No lo soportó más! Sobre y contenido mi bolsillo, eso era para un muerto que no la leerá, yo estoy vivo.

No más soledad, sí más bulla, sí a mi gente. Busqué mi amigo y lo abracé. Busqué mi amor la besé. Busqué mi enemigo y lo saludé.

En amor, sólo el principio maravilloso. Por eso encontramos tanto placer envolver a comenzar de nuevo.

Comentarios

  1. Bonita tu historia ficticia Raul, muchas veces para darnos cuenta que seguimos vivos es necesario saber que alguien ha perdido ese regalo tan divino que es la vida y todo aquello por lo que se ha luchado y se ha vivido en este mundo frio, se esfuma en el preciso momento del ultimo suspiro.

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  2. RAUL MU Y BUENA TU HISTORIA FICTICIA...A VECES NI SIQUIERA NOS DAMOS CUENTA QUE ESTAMOS VIVOS O MUERTOS

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  3. felicitaciones raul, soy santiago aguirre del colegio brasil promocion 1986,

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